Hace muchos días que siento ganas de escribir. Tanto que busco en mi mente el nombre de mi blog, este blog, que arranqué en 2010 (¡doce años!), mi casa de palabras. Tanto tiempo abandonada. Exactamente desde 2017 no escribía. Temí que lo hubieran cerrado. Pero no.
Acá estoy.
Tengo que armar una nota, hermosa, tras una entrevista a alguien que admiro mucho y sin embargo me vienen a la mente ustedes, abuelas, tío... Pero más el tío. Sí. Sos vos. Nunca te dije Osval, o tío Osvaldo.. siempre tío. El único.
Es curioso, tío. Es como si de un momento a otro, un disparador (oh signos! oh maldita capacidad simbólica del ser humano!) me transportara hacia otro lado.
Entonces mis pies se mueven para adelante, mi mano sostiene firme una bolsa donde se bambolea una porción de torta Balcarce, pero mis ojos se detienen en un bretón.
Él (pienso que es él, no lo constaté) cruza miradas conmigo dos segundos.
Es tan viejito que me conmueve. Está tan lord inglés, ahí, con el mentón apoyado sobre una reja que- ¿casualidades? elijo creer- es también es verde inglés y me mira.
Son apenas milisegundos.
Entonces de su barbita blanquecina, de su mirada penetrante se abren dos puertas y yo me encuentro con vos, tío. Y pienso ¡Qué pensarías del Dibu! ¡Cómo cantarías las canciones de cancha que ahora están en todas partes!
Será que nunca cerrará esta herida que nos dejaste al irte así, tan injustamente?
Hoy estamos a un día de cumplir un mes desde que nos casamos con mi cumpa, y pienso, ¡Puta che! Cómo te necesito tío! ?Sé que estuviste ahí, mirando desde algún lado del universo vasto, pero ¡qué lindo sería abrazarte! Contarte que encontré a alguien que me calienta, que me gusta, que es compañero, que me hace reir y me hace sentir que puedo con todo si estoy codo a codo con él.
Me emociona recordar cuando, ante mi indecisión sobre qué hacer con mi (ahora) ex pareja, me preugntaste: ¿Te calienta? Por que si ni siquiera me calentaba,.. ¿Qué sentido tenía detenerme ahí?
Entendí eso mucho después! Y ahora lo veo y lo siento, y cuánta razón tío!
Eso y lo que nos deseó la tía Luli el día de nuestro casamiento: ¡Ríanse mucho, diviertanse y sean los mejores amigos!
De alguna manera, tío, creo que escribí hoy para agradecer que aún estés acá conmigo. Gracias a la vida.